El inicio de un nuevo año representa una oportunidad para reflexionar sobre nuestras vidas y plantearnos metas que nos acerquen a la mejor versión de nosotros mismos.
Sin embargo, cumplir con esos propósitos puede convertirse en un desafío que muchos abandonan tras las primeras semanas.
“Cuando comienza un nuevo ciclo, solemos experimentar una sensación de renovación que nos motiva a establecer propósitos relacionados con nuestra salud, vida familiar o desarrollo profesional» inicia comentando Ana Lorena Elguera, directora de Psicología de la USIL.
Según comenta la especialista, este optimismo inicial está impulsado por la esperanza de construir un futuro mejor. «Sin embargo, esa esperanza, aunque poderosa, debe complementarse con acciones concretas, metas específicas y plazos definidos para convertirse en una realidad”, asegura.
La experta explica los factores que hacen que no se pueda llegar a cumplir los objetivos de Año Nuevo:
¿Por qué no se cumplen los objetivos de Año Nuevo?
Expectativas poco realistas: Proponerse objetivos demasiado ambiciosos puede generar frustración cuando no se logran resultados inmediatos. Es importante dividirlos en metas pequeñas y alcanzables.
Procrastinación: La tendencia a postergar las acciones necesarias para avanzar hace que los objetivos pierdan prioridad con el tiempo. La perseverancia es clave para superarlo.
No ver avances inmediatos: Enfrentar obstáculos o avances más lentos de lo esperado puede desmotivar fácilmente. Manejar la incertidumbre y reforzar la salud mental ayuda a mantener el rumbo.
Metas sin seguimiento: Objetivos como “quiero mejorar mi salud” o “ahorrar más dinero” son demasiado generales. Necesitan un plan concreto y medible para poder trabajarse eficazmente.
Falta de flexibilidad: A menudo, nos aferramos rígidamente a los planes iniciales, sin adaptarlos a cambios inevitables en las circunstancias. Ser flexible puede evitar que abandonemos nuestros propósitos.
La actitud con la que comenzamos el año juega un papel importante.
Un diálogo interno positivo, acompañado de la valoración de nuestras fortalezas y aprendizajes, nos permite enfrentar los retos con mayor resiliencia.
“El cambio verdadero no ocurre solo con esperanza, sino con planificación, perseverancia y la capacidad de adaptarnos al camino”, menciona Elguera.
Cumplir con los propósitos de Año Nuevo no es una tarea sencilla, pero al establecer objetivos claros, celebrar los avances y aceptar que el progreso no siempre es lineal, es posible convertir las metas en realidad.
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